Juan Luis Vives
En otro artículo (“España prosaica, típica filosofía española”) planteaba la hipótesis de una suerte de filosofía española consistente en un “realismo moderno”, partiendo de Francisco Suárez y acabando en Ortega, pasando por Feijoo y Balmes.
Posteriores conversaciones en Twitter al respecto me han hecho ver que me olvidé de una figura diría que gigantesca como es Juan Luis Vives, anterior a todos ellos pero posiblemente más moderno que todos ellos, o al menos precursor de la filosofía moderna, no ya española (que apenas existió) sino europea en general.
Como es sabido, Vives nació en Valencia en 1492, estudió en París y vivió la mayor parte de su vida exiliado en Brujas, donde murió.
Y es que su familia era judía y sus padres fueron quemados.
El tratado del alma
Lo que me interesa en este artículo es mostrar que Vives sí tiene una teoría del conocimiento humano (gnoseología), y de cariz moderno o protomoderno.
Si la filosofía moderna desde Descartes parte del sujeto, esto es ya evidente en Vives.
En el interesante libro “El erasmismo español” del profesor Abellán, se expone brevemente esta teoría del conocimiento, que Vives estudió en su “Tratado del alma”.
Un libro de filosofía pura y dura con connotaciones psicológicas también asaz modernas (recordemos el posterior “Examen de ingenios” de Huarte de San Juan, orientado directamente a lo que hoy diríamos “orientación profesional” o “coaching”).
La filosofía de Juan Luis Vives
La filosofía de Juan Luis Vives es, según Abellán, de tono empirista y sensualista.
Su distinción entre razón teórica (ciencia) y razón práctica (prudencia) es de gran acuidad, dando prioridad a lo práctico y útil.
Su idea de la mente como catalepsis (“anticipaciones”) es muy adecuada: el proceso de conocimiento empieza por una diríamos captación pensante de lo real, que abduce unas “semillas” de las cosas con las que la razón elabora posteriormente el conocimiento.
Esto es asombrosamente contemporáneo.
Aunque siempre muy ligado a España y considerándose español, Vives fue un exiliado.
No obstante, su huella se dejó sentir en la recién creada Universidad de Valencia hasta el colapso del Imperio.
El origen del renacimiento
Pero lo más interesante es que su filosofía de algún modo está en el origen del renacimiento de esa Universidad en el siglo XVIII.
Si durante el siglo XVI destacamos la Escuela de Salamanca en derecho y economía, hay que destacar análogamente la Escuela de Valencia en el siglo XVIII en el campo de las matemáticas, física, lógica y ciencias naturales.
Aparte de figuras como Mayans, quien fue el primero en encumbrar a Cervantes y en recuperar a Vives, y por supuesto como Jorge Juan, a quien se le designó el proyecto de dirigir una Academia de Ciencias en Madrid, proyecto como tantos otros frustrado entonces.
Cabriada, Tosca, Piquer, Cavanilles son los autores más importantes de la Escuela de Valencia.
En Sevilla habían surgido los médicos ilustrados conocidos despectivamente como “novatores”.
En Madrid, el también médico Martín Martínez defendía un sano escepticismo.
Y por encima de todos estuvo el divulgador ilustrado Feijoo, ya mencionado.
El padre del pensamiento español
En la base de todos ellos estuvo Juan Luis Vives, padre del pensamiento español más puramente filosófico y moderno.
El libro de Abellán ya citado, “El erasmismo español”, acaba con “El Quijote”, y la unamuniana religión nacional del quijotismo como “negación de la religión del éxito histórico”.
Yo no le veo mucho sentido a hacer de un fracaso un “digno” triunfo.
Una cosa es criticar, con Nietzsche, la “divinización del éxito” y otra hacer del fracaso una religión.
Si he querido traer aquí la figura de Juan Luis Vives es porque es un éxito en toda regla, del que todavía podemos seguir aprendiendo mucho.
Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales
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