Los ideales comunistas
Es fácil seguir los ideales comunistas estando en una sociedad libre y capitalista, donde nunca te faltará una buena camiseta del Che Guevara (fabricada por empresas capitalistas ¡Oh, ironía!) ni se te perseguirá, encarcelará o fusilará por tus pensamientos.
Es sumamente sencillo ir en contra de alguien que no va en tu contra.
El comunismo
He ahí lo curioso de este asunto; las personas más acérrimas al comunismo viven en países donde ni siquiera se acercan a estos ideales.
¿Por qué?
Hay dos sencillas explicaciones: o no han entendido bien el comunismo, o no han vivido el comunismo.
Dicho esto, no puedo más que proponer a los comunistas de calle (a los que gobiernan no, porque ellos lo están pasando bien) un sencillo juego.
¡Vivir el verdadero comunismo! (es eso lo que quieren, ¿no?) y las reglas son sumamente sencillas.
El juego del comunismo
El juego comienza saliendo a la calle y acercándote a la primera persona que veas, a continuación le darás tu paga del mes pasado y te comprometes con darle tu sueldo todos los meses venideros por un año con la intención de que él te lo suministre a medida que quieras.
Espero que ya hayas visto el primer altercado.
¿Te puedes confiar de un desconocido?
¿Y si huye con tu dinero?
Esa es la primera forma de perder.
No me mires a mí, son las reglas.
Continuando en el juego
Sigamos con el juego suponiendo que tuviste suerte con este personaje.
Los días transcurren con normalidad… hasta que te toca hacer las compras en el supermercado.
Tu hijo quiere almorzar carne, pero el “señor del dinero” te dice que no, que el pollo es más saludable y barato.
Empiezas una discusión argumentando que él no es nadie para decidir qué debe comer tu hijo ni cuanto debes gastar… Perdiste otra vez.
No te queda más que comprar el pollo y decirle a tu hijo que sea agradecido con el “señor del dinero” por ser tan considerado.
Otro día decides desayunar afuera, a lo que el amable “señor del dinero” seguramente te dirá que ¡por supuesto!… pero que él tiene hambre y también quiere comer.
Al terminarse el tremendo desayuno pide la cuenta. “Que caro” le dirás, pero él te responderá que tú te puedes dar ese lujo.
Aprovechas el momento para preguntarle sobre el dinero que le has estado dando y te dice que todo marcha genial.
¿Le crees? ¿No? Perdiste.
Te toca creer ciegamente en su palabra, no hay otra.
La semana comunista
Durante la semana, el “hombre del dinero” pasa por tu casa para saludar a tu familia y ve a tu hijo estudiando. “¿Qué son esos libros? ¿Cómo pueden enseñar eso en la escuela?”, dice.
A continuación, le compra libros nuevos que él cree más convenientes (y no con su dinero, al fin y al cabo no es su hijo).
Tú le preguntas si también se inmiscuirá en la educación de su hijo. “Si ¿algún problema?” te responde.
Tú le contestas que no.
No quieres perder.
En un abrir y cerrar de ojos el “señor del dinero” te habrá pedido que le hables bien a tu familia de él, llamará a algunos amigos y les otorgará diferentes departamentos para que las manejen, como la educación, la salud o la alimentación de tu familia, pero no lo harán gratis, así que te pedirá que trabajes horas extras.
Incluso te dirán que todo lo que decidan lo hacen por tu bien, y que debes estar agradecido por todas las cosas gratis que te dan.
¿Quién sabe mejor que tú qué te favorece o qué te perjudica?
¿Tu persona o ellos?
¿ Cómo acabará el juego ?
Al finalizar el año y acabarse el plazo del juego, el “señor del dinero” volverá a su vida normal, con sus amigos y familia, y cuando le des un vistazo a tu cuenta bancaria te sorprenderás que no sólo está vacía, sino que está en números rojos y debes un dineral que, aún con todas las horas extras del mundo, te llevará una eternidad pagar.
No parece justo que otros hayan utilizado tu dinero “para tu bien” según sus criterios, ¿no?
Inclusive podemos sospechar que parte de esos euros terminaron beneficiando al encargado de administrarlo.
Conclusiones
Como te podrás haber dado cuenta, si no hubiera habido factor tiempo esto podría haber seguido año tras año, y en este juego solo hay un final (por lo menos para ti)…
Perder.
Estudiante de Administración de Empresas y Marketing en CEU Cardenal Herrera, ubicado en Valencia.
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