La moral socialista
En primer lugar quisiera aclarar que acuño el término socialista en el sentido marxista, cuando hablo de socialismo no hablo de socialdemocracia exclusivamente sino socialista en su sentido más amplio.
Alberto Garzón ha anunciado que en la calle se está preparando una oleada de manifestaciones, siendo la primera de ellas este mismo fin de semana con el objetivo de rodear el congreso.
No voy a entrar en la conveniencia o no de estas manifestaciones, Mariano Rajoy tampoco es precisamente de mi agrado.
Ni siquiera voy a decir eso de que hace 4 meses hubo ya elecciones y que por tanto al menos a corto plazo la legitimidad de las cortes es obvia.
Filosofía liberal
Mi crítica es una crítica desde una filosofía liberal.
Los socialistas reniegan de lo que ellos llaman Estado burgués.
Yo como libertario reniego del Estado (a secas).
Ellos le dan y le quitan legitimidad al Estado en función de sus intereses personales, ya sean individuales o grupales.
Yo no le otorgo legitimidad en ningún sentido.
Quizás, en un momento dado el Estado y mis intereses estén alineados, pero ello no hace que el Estado y sus políticas sean más o menos legítimas.
De la misma forma que pueden estar en línea con los míos pueden estar en contra de los intereses de otra persona y viceversa.
Estas mismas cuestiones se pueden aplicar a los estatistas de derechas, ellos también se manifiestan y quitan o dan legitimidad en función de sus intereses personales.
El problema empero radica en que ambos ofrecen las mismas soluciones, o mejor dicho una única solución milagrosa: MAS ESTADO!
Menos estado
Si en lugar de más Estado, se fomentará más individuo, ¿cuantos problemas quedarían solucionados?
Los Estados son armas en poder de grupos, mientras haya Estados habrá obligados, mientras haya Estados habrá aportantes netos y receptores netos, mientras haya Estados habrá injuriantes e injuriados, mientras haya Estados habrá quienes manden y quienes habrán de obedecer.
Y unas elecciones no son más que la forma de medir quien gana en cada situación.
El problema de los estatistas en general, aquí hablo de socialistas y mercantilistas, es que aplican una responsabilidad y unas obligaciones al Estado que no aplican de forma individual.
No me vale que los que se manifiestan griten aquello de no nos representan ni tampoco me vale que los diputados o sus votantes utilicen el mismo argumento.
Si se acepta al Estado, y en este sentido ambos lo aceptan y ambos abogan por más Estado, hay que aceptarlo tanto cuando se manda como cuando se es el mandado.
Son ellos quienes le están quitando legitimidad al estado y en este sentido somos los liberales quienes no sabemos aprovecharlo.
Conclusiones
Diplomado en empresariales y master en auditoría de cuentas. Pluriempleado. Almeriense en Madrid. (Ex) jugador de rugby, nunca se sabe cuándo se puede volver.
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