Continúa de la primera parte
Lo que debe ser Asegurado
Debe asegurarse lo relativo al punto de partida, la educación y defensa del individuo menor, “para empezar la lucha”.
También lo que llama tierra de habitación (que distingue de la tierra de producción y tierra de comunicación), y que responde al derecho de estar en el planeta.
Reconoce que a partir de este punto, si bien se siente que debe haber algo más que esté asegurado (por ejemplo, alimentación mínima) se entra en algo más difícil e incierto.
Esta forma de pensar es consistente con la de la mayoría de los liberales, que no tolerarían que en su país alguien muriera de hambre o de frío, o viviera en la calle, o no hubiera un mínimo asegurado a los menores en cuanto a educación y salud.
Y así como este mínimo aplica sobre todo a los menores, aplica también a todos los individuos, definiendo un mínimo bajo el cual no se los pueda dejar caer aún después de haber sido dejados a su libertad (una asistencia negativa).
La fórmula de Vaz Ferreira requiere además una obligación del individuo como contraprestación de esta asistencia, en forma de trabajo (siempre que se trate de individuos válidos).
Podríamos querer asegurar algo más, y en este punto surgen dos tipos de complicaciones: complicaciones de dificultad y complicaciones de deseabilidad.
En general las complicaciones de dificultad aparecen antes que las de deseabilidad; y de esta forma, aunque pudiera ser deseable asegurar algo más al individuo por el hecho de ser hombre (que satisfaga las necesidades más gruesas de alimentación, vivienda y abrigo) podrían oponerse a este objetivo las complicaciones de dificultad.
El extremo del individualismo
El individualismo extremo, que nunca se ha formulado, tiene sólo interés teórico (ya que no parte de la realidad de los hechos) e implicaría que cada generación vuelve a comenzar de cero anulando la institución de la herencia, y yendo más hacia un estado de cosas en el cual cada uno obtenga lo que le corresponde en función de otras virtudes que la capacidad económica.
Según Vaz Ferreira esto ocurre porque el individualismo no acabó de evolucionar ideológicamente, y quedó anclado por el orden actual.
Esta formulación, donde se modifica la combinación de la propiedad de la tierra y la herencia, supondría uno de los extremos de la fórmula del lado del individualismo (y en este punto, reconozco que me cuesta por un lado no ver la herencia como un derecho asociado a la libertad de disponer de lo propio, y por otro lado no ver al Estado, como opuesto al individuo y disponiendo de lo que fueron sus bienes).
El extremo del socialismo
Vaz Ferreira distingue tres niveles de socialismo.
El socialismo extremo de tercer grado que implica socializar todo no puede satisfacer la fórmula, por dejar demasiado poco a la libertad.
El socialismo de segundo grado, con una formulación más o menos marxiana o de socialismo científico (que como mostró Popper de científico no tiene nada) donde se socializan los medios de producción, es inconcretable aún en pensamiento y ni siquiera sus propagandistas lo han concretado bien, y cuando quieren hacerlo se encuentran con el dilema de elegir entre la utopía psicológica o la tiranía.
Y aún como ideal, esta formulación es igualante de más, y lo peor: desestimulante, desventajosa para los más activos y enérgicos, y fijante.
Ya que fue la libertad la que ha permitido llegar a donde está la sociedad, si el socialismo hubiera surgido antes, hubiera tenido menos que socializar.
Finalmente está el socialismo de primer grado, que correspondería a socializar lo grueso, lo más indispensable, y ésta formulación, que podría ser defendible, sería el extremo de la fórmula del lado del socialismo.
Conclusión
Para Vaz Ferreira el orden actual (léase el del Uruguay de 1920) es más conservador que liberal, y desearía igualar más el punto de partida, lo que resulta consistente con la actual formulación de la igualdad de oportunidades.
Resulta interesante, intelectualmente estimulante, pensar utilizando la fórmula de Vaz Ferreira sobre la oposición polarizante, y lo que debe estar en cada anillo.
Debo reconocer que personalmente no me siento cómodo con algunas de sus formulaciones, lo que me hace parecer según la propia teoría de Vaz Ferreira algo más conservador que liberal, lo que nuevamente me hace sentir incómodo.
Esta incomodidad es precisamente la que convierte en intelectualmente estimulante su lectura.
Desde mi perspectiva, Vaz Ferreira es un filósofo al que vale la pena leer, y de alguna forma su interés en la fermentalidad humana lo convierte en un liberal.
En sus propias palabras:
“No hay bienestar, goce y seguridad presentes que fueran bastante precio y por los cuales vendiéramos nuestras posibilidades y nuestra dignidad de especie en marcha”.
Ingeniero en Computación por la Universidad de la República,
aficionado a la filosofía y liberal por convicción, escribe
desde Uruguay.
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