El problema de las pensiones
Comenzábamos el mes de julio con la noticia de un nuevo hachazo a la hucha de las pensiones por parte del gobierno de Rajoy: 8.700 millones de euros, la mayor retirada de una sola vez hasta la fecha.
Con el ritmo actual, en 2018 el “colchón” de las pensiones se habrá agotado.
Ante el evidente problema de las pensiones, los partidos mayoritarios adoptan fundamentalmente dos posturas.
Soluciones al problema de las pensiones
Por un lado, la estrategia del Partido Popular continúa siendo la misma que en los últimos tiempos: no hacer nada.
Confiar en que la coyuntura económica mejorará y, con el tan previsible como deseado aumento del número de cotizantes, sufragar las pensiones de jubilación.
En otras palabras: una huida hacia delante, obviando los pronósticos de evolución demográfica de España, los cuales muestran la inutilidad de confiar en que lo que es hoy un problema estructural de la economía española se solucionará con la simple mejora de los datos de afiliación a la Seguridad Social.
Como reza el dicho, pan para hoy y hambre para mañana.
Por otro lado, partidos como Podemos o el PSOE apuestan por la creación de un nuevo impuesto destinado a financiar el gasto (inevitablemente cada vez mayor excepto si se aplican brutales recortes) de las pensiones de nuestros mayores.
Así como no debiera extrañarnos la posición del PP (los problemas se solucionan solos), la postura de estos dos partidos tampoco parece que pueda coger a alguien por sorpresa, siendo ambos grupos políticos proclives a restringir cada vez más las libertades económicas de los ciudadanos.
No parece que ninguna de las dos apuestas solucione de manera definitiva el problema sin agravar las heridas de los ya dañados bolsillos del asfixiado contribuyente.
No obstante, existe una tercera opción que, además de solventar los problemas financieros del país en materia de pensiones, permite aumentar las libertades de la población (quizás sea esta la causa de su ausencia en el debate político): hablamos de las pensiones de capitalización.
¿Qué son las pensiones de capitalización?
Las pensiones de capitalización son un sistema de ahorro personal para la vejez.
Los cotizantes destinan cierta parte de sus ingresos a una cuenta personal (de su propiedad), de la que dispondrán una vez decidan dar término a su vida laboral.
Este modelo se aplica exitosamente en países como Chile.
En contraposición, el sistema imperante es el denominado de reparto: son los cotizantes actuales los que financian las pensiones de nuestros mayores.
Por ello, los aumentos en el ratio de pensionistas por trabajador, así como los descensos en el
número de cotizantes como consecuencia de las crisis económicas (y los menguados salarios) ponen el jaque la sostenibilidad financiera del sistema.
¿Qué ventajas tiene?
Son abundantes las ventajas de las pensiones de ahorro personal.
En primer lugar, permiten al trabajador elegir la cantidad de dinero que desea destinar a ese fondo de pensiones, pudiendo ver la evolución de lo aportado.
Con el modelo actual, las cantidades a aportar vienen impuestas por parte del sector público.
Al tratarse de una cuenta personal del cotizante, el dinero ahorrado es propiedad del usuario, pudiendo disponer de él sus herederos en caso de fallecimiento.
Hoy en día, la pensión se extingue con la muerte del jubilado (o trabajador si se produjere antes del momento de retiro), independientemente de si este ha aportado más dinero como trabajador del que cobró como pensionista.
Este sistema nos autoriza también a decidir en qué momento queremos jubilarnos, al disponer de información sobre el capital que en el futuro podremos utilizar.
Con el modelo de pensiones actual, los trabajadores se jubilarán en el momento que fijen las autoridades estatales (previsiblemente cada vez más tarde).
Además, la cuantía de las pensiones dependerá del dinero aportado en caso de adoptar un modelo de ahorro privado (hoy el importe de la pensión es susceptible de sufrir todo tipo de recortes por parte del Estado; y lo hará, de manera directa o a través de subidas de impuestos): a más ahorro, mayor pensión futura, sin que exista ningún límite superior como en la actualidad.
También se podría decidir si queremos cobrar nuestra pensión mediante mensualidades o si, por el contrario, preferimos disponer del total ahorrado de manera inmediata para, por ejemplo, emprender un negocio: la disponibilidad sobre el dinero aportado es absoluta.
Conclusiones acera de los sistema de capitalización
En definitiva, los sistemas de capitalización superan el problema de la inversión de la pirámide poblacional que adolece España, así como devuelven el poder de decisión al individuo (a la sociedad civil, al “pueblo”, a “la gente”), actualmente en manos de nuestros políticos.
En esto consiste, señoras y señores, ese malvado y terrible verbo: “privatizar” nuestras pensiones.
Privaticemos pues nuestro futuro, nuestro retiro.
Es algo demasiado importante como para dejarlo en manos de nuestra inepta clase política.
Seamos los dueños de nuestro propio destino, seamos los dueños de nuestras vidas.
Estudiante de Administración y Dirección de Empresas y Derecho en
la Universidad de Cádiz
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