Vamos a intentar comprender y mostrar la importancia de la libertad individual a la sociedad, no tanto como aspecto económico, sino como el valor en sí.
Cuando hablamos de libertad individual, no se trata de destacar falsamente el lado egoísta del ser humano, sino de respetar el comportamiento, personalidad, ambición y valores del mismo. Le voy a pedir un favor. Mire a su alrededor, piense en todas las personas que usted conoce, ¿es usted igual a esas personas? No, usted es una persona única en el mundo, valga la redundancia, y por tanto, usted debe ser libre de elegir un destino en su vida, que será distinto a los que usted conoce y a cada persona de la Tierra. No podemos equiparar comportamiento, personalidad y ambición a todas las personas, porque en todas las situaciones de la vida, cada ser humano actúa con libertad de manera diferente.
Domingo, cinco de la tarde y está usted jugando con sus amigos al Monopoly. Pensar que todos vais a seguir una misma estrategia en el juego es como creer que cada persona en este país tiene los mismos objetivos, la misma forma de ver la vida y una forma de actuar idéntica. Habrá quien apueste por invertir en propiedades baratas y esperar rentabilidad baja, luego están los que gastarán todo su dinero en propiedades caras y luego los que prefieren preservar su dinero. La vida es la misma, cada ser humano es libre de elegir su destino y por tanto ser máximo responsable de su vida futura. La libertad individual no es un valor que beneficie a las personas más intelectuales y con aspiraciones, ni un valor que vaya a atacar a las personas más incapaces o inactivas. La libertad individual garantiza la libertad en sí, tenga consecuencias positivas o negativas en la persona.
El colectivismo no es la panacea de la solidaridad, ni un mundo ideal de intercambio de valores, bienes, y ambiciones, sino una manera de obligar a la sociedad a compartir todas sus pertenencias físicas y emocionales, haciendo creer así, que se está llegando a una justicia comunitaria, en la que todo el mundo está satisfecho porque nadie es más que nadie.
En teoría, hasta el comunismo funciona Homer Simpson
La justicia, según la RAE, inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Lo que pertenece. Si una persona es libre de luchar por un futuro profesional y ganar mucho dinero, observamos que esa libertad que ha tenido, está relacionada con la JUSTICIA, porque le pertenece tener esa situación futura que libremente ha querido elegir. Es decir, es justo que tenga ese poder adquisitivo en el futuro. Lo contrario, privarlo de ello mediante factores externos, sería totalmente injusto.
Sin duda alguna, la libertad individual y la justicia van de la mano. La justicia no es que cada persona en esta tierra tenga lo mismo, sino que cada una de ellas tenga lo que verdaderamente le pertenece. ¿Es justo que una persona trabajadora pague con su esfuerzo y sudor lo que no hace una persona vaga? ¿Es justo obligarte a pagar impuestos a cambio de unos servicios que no has elegido libremente? ¿Es justo que se te diga que vayas a votar a unas urnas para que unas personas manejen tu dinero, porque te consideran inepto e incapaz de gestionarlo por ti mismo? Hay que aclarar el concepto de justicia y saber comunicarlo a la ciudadanía.
JAIME DE LA CASA PÉREZ (Sevilla, 1994)
Estudiante del Grado en Finanzas y Contabilidad en la Universidad de Sevilla, asesoro en búsqueda de financiación a particulares, y a favor del libre mercado y reducción masiva del sector público.
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