Desde el pasado 22 de diciembre de 2018, EEUU se encuentra en una situación de cierre de gobierno. Hemos oído esto en repetidas ocasiones en los medios a lo largo de las últimas semanas, pero no fue hasta el pasado día 12 de enero; cuando se consumó el cierre de gobierno más largo de la historia de los EEUU, cuando se comenzaron a publicar sus efectos y consecuencias en la sociedad americana. Básicamente y de manera simple e introductoria, podemos afirmar que el actual cierre de gobierno se produjo ante todo por la confrontación y desacuerdo entre Republicanos y Demócratas respecto a la construcción de la fase final del muro con México.
El cierre de gobierno incluye el cierre de una gran cantidad de organismos e instituciones estatales declaradas como “no esenciales”, pero no solo en el área de Washington DC, sino a nivel nacional. Por ello, los inspectores de sanidad, los empleados de la NASA, la seguridad portuaria, el censo electoral, los parques nacionales, la guardia costera… todos ellos se han visto forzados a seguir trabajando sin cobrar ningún salario a cambio, hasta que se reabra el gobierno.
Ahora, y tras esta breve introducción para situarnos en escena, me gustaría comentar los efectos exclusivamente económicos que esta medida puede traer consigo. No estoy negando que el cierre de gobierno no genere consecuencias más allá de las económicas, sino que en este artículo me gustaría centrarme exclusivamente en los efectos macroeconómicos de esta política. Y es que el cierre de gobierno más largo de la historia de los EEUU, está generando un enorme riesgo en la economía americana, que se transmitirá pronto seguramente al resto del mundo. La alta volatilidad de la bolsa americana y las deudas para la actividad comercial de la que estas empresas precisan. Además, la situación de bloqueo se mezcla con la incierta política monetaria de Jerome Powell, que se encuentra en la encrucijada, por las futuras repercusiones que sus decisiones pueden tener a nivel nacional.
Los socialistas de todos los partidos han aprovechado para pedir elevar el techo de déficit y deuda, y así poder aumentar el gasto público y rodear el cierre de gobierno.
Respecto a los efectos directos de esta medida, cabe comentar, que lo más leído y oído acerca del tema son los miles de despidos y congelaciones salariales generadas por el cierre de gobierno. En el anterior shutdown en 2013, más de 800.000 trabajadores fueron suspendidos de sueldo durante el cierre de gobierno. El Bureau of Economic Analysis incluso afirma que debido a esta medida, el PIB disminuyó un 0,3% durante el bloqueo institucional en EEUU. Esta vez, en cambio, cerca de 700.000 trabajadores han sido cancelados de sueldo, pero deben seguir yendo a trabajar. Las estimaciones para hoy en día son cercanas a una reducción del 0,08% del PIB a la semana. Por ello, el cierre de gobierno puede deteriorar las magníficas estadísticas de empleo del gobierno americano, ya que los trabajadores federales en casa y sin trabajar (sin ingresos), cuentan como desempleados según analistas de JP Morgan Chase.
Los efectos económicos se volverán cada vez más relevantes conforme se alargue el cierre. Datos de un estudio realizado por la Northwestern University y la NYU estiman que el cierre de 2013 redujo entre un 10% y 15% el nivel de consumo entre los más de 800.000 trabajadores federales que fueron suspendidos de sueldo.
Durante las últimas semanas hemos podido apreciar claros problemas generados por este shutdow.n El daño adicional a la economía viene producido por el cierre de estructuras que se dedican a otorgar permisos, licencias y a registrar patentes. Un ejemplo de ello es la Oficina Central de Patentes, que ha paralizado varios negocios y productos que podrían haber salido a la luz estas semanas si no hubiese sido por el cierre de estos organismos. Un fallo clave del sistema de cierre de gobierno americano es el de no dejar operar a las empresas sin renovar permisos mientras nos encontremos en una situación como esta. Porque una cosa es que se paralice la clase política y burocrática, y otra es paralizar toda la economía porque cuatro políticos no sean capaces de ponerse de acuerdo acerca de un ridículo muro.
Algunos análisis de JP Morgan incluso confirman que el cierre de gobierno podría acarrear un efecto de una reducción cercana al 1% del PIB, lo que podría reducir el crecimiento compuesto interanualizado a tan solo 1.2%. Más allá de los datos económicos, el cierre de gobierno manda un mensaje claro a la clase política sobre la necesidad de pactar, encontrar un punto de acuerdo y llegar a soluciones factibles para todos, evitando esta situación.
Por otro lado, encontramos a la Reserva Federal, que sigue jugando a generar burbujas y explotarlas con la altísima volatilidad de sus planes y el nefasto manejo de los tipos de interés a lo largo de los últimos dos trimestres. Jerome Powell ya ha avisado, que, si el crecimiento real americano muestra señas de debilidad, no tendrá problema en bajar los tipos y finalizar el tapering del QE.
En conclusión, la peor solución a este cierre de gobierno sería que los Demócratas ganasen la batalla a los Republicanos, y lograsen elevar el techo de gasto para este 2019, generando un tremendo déficit primario y una increíble inestabilidad económica y política, con amplias posibilidades de contraer las perspectivas económicas de EEUU. Aun así, lo que más me molesta de este cierre de gobierno es que muestra que la Administración Trump pone sus necios e infumables intereses por delante de aquellos de la población americana. ¡Menos Estado, más mercado!
Estudiante de economía internacional. Defensor del libre mercado desde que tengo uso de razón. Una sola frase para cambiar el mundo: «Laissez faire». Autor de «IN DEFENSE OF FREEDOM», prologado por Daniel Lacalle.
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