[PUBLICADO EN ESDIARIO EL 22 DE AGOSTO DE 2018]
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No hay nada más pijo que un joven marxista leninista… o una jóvena, para que ellos nos entiendan. Son todos iguales. Se inventan un mundo de opresión desde su i-Phone de última generación y se ponen a luchar contra no se qué injusticias justo después de venir del partidito de pádel.
La lucha nunca es real, es siempre por Facebook o Twitter, ahí se juntan a dar lecciones de moralidad y solidaridad virtual a los demás. Y los demás somos todos unos putos fachas.
No han pegado un palo al agua, no han generado un puesto de trabajo nunca, y llevan viviendo del cuento toda su vida, primero en asociaciones subvencionadas desde el poder y luego en puestos que se reparten entre ellos en nuestra endogámica universidad o directamente en la política.
Viven como obispos, predicando como curas de pueblo…
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