Todo sigue igual en Andalucía
Estrenamos año, pero todo parece seguir igual.
Sin ir más lejos, en el ámbito gubernamental de Andalucía, incluso huele a naftalina y alcanfor.
Que mejor forma, pues, de empezar el año nuevo, que con esta arenga: no se dejen amedrentar por aquellos que intentan silenciar las injusticias o la corrupción; no sólo es un derecho el reclamar lo que es justo, sino un deber de todos los ciudadanos.
¡Hablen alto y claro!
¡Despójense del miedo que les bloquea!
¡Con el debido respeto, sean políticamente incorrectos!
Rebelarse
Anhelo que los ciudadanos se rebelen contra tanta estulticia, contra esta farsa o sainete carente de gracia, contra tantos buhoneros disfrazados de políticos, y sobre todo, que exijan y luchen por la devolución del protagonismo que les ha sido arrebatado por estos.
Es insano seguir soportando tanta demagogia vetusta o putrefacta, tanta falacia instalada en tantos partidos políticos, auténticas corporaciones vendedoras de humo e hipocresía.
La libertad y los verdaderos protagonistas de la sociedad
Me dirijo a ustedes, estimados compatriotas, quienes deberían ser los verdaderos protagonistas de nuestra sociedad.
Lean, escuchen o vean los medio de comunicación y las redes sociales, y observen quiénes ocupan más espacios informativos, quiénes intervienen y ocupan nuestras vidas sin haberles invitado, quiénes nos confiscan los bienes y nuestro dinero sin miramientos, quienes deciden lo que debemos hacer cada día y a cada hora…quiénes nos han sustraído uno de los valores más preciados que pueda tener un ser humano: la libertad.
Sean políticamente incorrectos
No se dejen seducir por los cantos de sirenas o por la música de tantos flautistas “hamelineses” que ansían poder, notoriedad o riqueza, y cuando intenten convencerles de lo trascendente que es ser correctos en política, manténganse firmes y hagan todo lo contrario: ¡sean lo más políticamente incorrectos que puedan!
No hay otro camino para que reluzca la verdad y la justicia.
La “corrección” en política sólo interesa a los pusilánimes y cobardes, a quienes no quieren perder votos, a quienes prometen lo contrario de lo que hacen, a quienes temen quedarse sin su cargo público, a quienes se parapetan en el partido político sostenidos con nuestro dinero, a quienes, abusando del poder prestado, utilizan el miedo como arma bloqueante de los ciudadanos, a quienes venden su ética al mejor postor.
Fe en la iniciativa de los ciudadanos libres
Tengo fe en la creatividad e iniciativa de los ciudadanos libres, en sus posibilidades infinitas de autorregulación, en sus capacidades de organización y de emprender lo que ningún político podrá conseguir nunca con medidas tan intervencionistas e ineficientes como muchas de las que pregonan y ejecutan constantemente.
¿No les resulta deplorable y propio de una hipocresía insultante que tantos políticos nos vendan las ventajas de las autorregulaciones en muchos ámbitos o sectores de la sociedad, como por ejemplo el arbitraje, en las que no intervienen los poderes públicos y los ciudadanos adquieren el protagonismo y, sin embargo, casi toda la política que ejecutan está impregnada de intervencionismo?
¿Se dan cuenta de esa doblez moral y de sus discursos velados?
¿Cuánto cuesta iniciar una empresa en España?
No creo que sea necesario recordarles lo que cuesta en España a un ciudadano iniciar cualquier empresa: entre la cantidad descomunal de normas que le afecta y los tributos que debe pagar, el ciudadano descubre no sólo el apetito voraz de esos políticos que se jactan de trabajar para nosotros, sino también la falta de libertades en nuestro país.
Y si aún no han tenido ocasión de probar tan amarga experiencia, les invito a ello: intenten poner en marcha varias iniciativas y anoten cuantas normas les afecten, así como los costes de ponerlas en marcha y mantener su funcionamiento.
El gasto público
Cuando un político o un partido les vendan el logro de haber conseguido significativos incrementos en los presupuestos públicos, y que esos aumentos de gasto público se traducen en mejores prestaciones y servicios, les están engañando sin pudor alguno.
Cualquiera que tenga un mínimo de conocimientos en organizaciones, o quienes dirijan una empresa, sabe que el gasto no es ningún indicador de éxito, sino la eficiencia, es decir, conseguir los objetivos marcados –eficacia- con el menor gasto posible –eficiencia-.
El aumento del gasto público
Sin embargo, hay políticos y partidos que se enorgullecen de haber conseguido esos aumentos en las partidas presupuestarias, pregonándolo a diestro y siniestro, conociendo –o no- y sin dar ninguna trascendencia a su segura ineficacia e ineficiencia, teniendo en cuenta quién, cómo y para qué se efectuará el gasto.
He tenido la ocasión de analizar en Andalucía indicadores –cuando los hay- definidos en la planificación –cuando existe- para medir los logros, y son deplorables.
Pero les da igual, pues casi nadie se preocupa de evaluarlos adecuadamente.
Funcionario de la Junta de Andalucía, cofundador y articulista del eldemocrataliberal.com.
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