Los socialistas aún no admiten la responsabilidad de la temeraria política económica de ZP por la larga crisis iniciada en 2008. Siguen quitándose culpa alegando que la crisis fue “internacional”, acusando a EE.UU. y los viles mercados financieros.
Que hubo una crisis internacional, que golpeó duramente en 2009, nadie lo niega. Es el único año desde que terminó la Segunda Guerra Mundial en que el PIB global cayó. Sin embargo, ya en 2010, los países avanzados recuperaron la senda de crecimiento. No fue el caso de España, cuyo PIB siguió cayendo hasta 2013. ¿Por qué la crisis “internacional” fue mucho más grave en España? Porque aquí, además de esa crisis global, tuvimos otra provocada por ZP.
¿Qué hizo ZP? Aceleró el incremento del gasto público desde el primer día, aumentó el salario mínimo un 8,8% y frenó las reformas en marcha (como la liberalización de horarios comerciales). Esa presión de demanda llevó a la pérdida de competitividad, con el IPC español creciendo permanentemente por encima que el de nuestros socios comerciales. Aun así, la burbuja de crédito creaba una sensación de prosperidad, hasta que reventó.
Pedro Sánchez, en pocos meses, ha seguido, corregida y aumentada, la agenda de ZP. Expande el gasto público (“viernes sociales”), a sabiendas de que incumplirá los objetivos pactados con Bruselas. Elevó el salario mínimo un 22%. Altera el funcionamiento normal de sectores económicos enteros (amenazas al coche diésel, transición energética acelerada, nuevas normas sobre alquileres, etc.). Amenaza con deshacer la reforma laboral y, también, con perder competitividad por una masiva subida de impuestos que solo el rechazo parlamentario del proyecto de presupuestos evitó.
Si ZP fue temerario, Pedro Sánchez lo es mucho más. Cuando ZP comenzó su destrozo, la deuda pública equivalía al 48% del PIB; ahora es el doble. En aquel entonces, la tasa de paro era de 11,5%; ahora es tres puntos porcentuales mayor. En 2004, la morosidad en los créditos bancarios era de apenas 0,9% y la deuda exterior equivalía al 50% del PIB; ahora son, respectivamente, 4% y 80%. Esto basta para entender que la temeridad de Pedro Sánchez se efectúa sobre una economía que, aunque mejoró mucho, aún necesita completar la corrección de sus desequilibrios: de los 14 indicadores con que Bruselas evalúa la macroeconomía de cada país, España tiene 5 en mala situación, peor que, por ejemplo, Alemania, Francia, Italia e incluso Grecia.
Muchos indicadores de confianza y actividad (contratación temporal, venta de vehículos, etc.) se han deteriorado marcadamente desde junio. Lejos de aprender de sus errores, los socialistas apuntan a la debilidad de la economía europea como causa de ese deterioro. Olvidan que toda la recuperación desde 2014 se produjo pese a la debilidad de la misma. Y olvidan también que el crecimiento de Alemania, Francia, Reino Unido, Austria, Polonia y los países bálticos, entre otros, no evitó que el PIB español se redujera en 2011, 2012 y 2013. Es lógico: siempre pesan más en la actividad la inversión y el consumo internos.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Si es socialista y español, tres o más. @diebarcelo
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