Reforma del Impuesto sobre Sucesiones
El próximo día 30 se aprobará en la Junta General del Principado la reforma del Impuesto sobre Sucesiones.
En esencia, el mínimo exento se eleva a 300.000 euros, con efectos retroactivos al día 1 de este mes.
Además, se incorporan algunas mejoras relevantes en el tratamiento fiscal de la vivienda habitual y de las empresas familiares.
La rebaja del impuesto es consecuencia del acuerdo entre el PP regional y el gobierno del PSOE en el marco de la negociación del presupuesto.
Actitudes
Frente a esta rebaja hay tres actitudes.
La primera es la de quienes prefieren “todo o nada”.
Como el impuesto no se suprime, resaltan que es una reforma insuficiente.
Del otro lado, la izquierda radical, que considera que con esta reforma el PSOE se puso de rodillas ante los “ricos” y los “poderosos”.
En el medio, estamos los que también queremos la supresión del impuesto, pero valoramos como un importante paso adelante esta rebaja.
Si en una mesa se sientan a negociar uno que quiere suprimir el impuesto (el PP regional) y otro que quiere mantenerlo (el PSOE), es lógico que el acuerdo se alcance en un punto intermedio.
Por definición, ninguna de las dos partes puede darse plenamente por satisfecha.
Reforma de sucesiones en contexto
Por eso, lo importante es poner esta reforma en contexto.
¿Cuál es ese contexto? Que Asturias es la autonomía cuyo PIB tuvo la peor evolución en los últimos 16 años y al mismo tiempo la que pierde más población.
Los 20 años de gobiernos socialistas se han caracterizado por una elevada presión tributaria y la represión de la capacidad de creación de riqueza de los asturianos.
De esas políticas, aquellos lamentables resultados.
La rebaja de Sucesiones que el PP regional supo arrancar hábilmente al gobierno socialista tiene que ser interpretada como un primer paso.
Pero no apenas un primer paso para la eliminación de ese tributo injusto (eso se sobreentiende).
Debe ser un primer paso mucho más ambicioso.
Un primer paso para revertir las políticas socialistas que provocan el estancamiento y la resignación en una región que lo tiene todo para ser líder.
Creo que la sociedad asturiana se confundiría gravemente si creyera que el problema se reduce a un impuesto.
Ojalá fuera así.
El Impuesto sobre Sucesiones es una parte del problema, pero no es todo el problema.
El problema de fondo
El problema de fondo son las políticas equivocadas que nos trajeron hasta aquí.
Es verdad que los asturianos tenemos motivos para indignarnos por tener que pagar, por un mismo hecho imponible, cientos de veces más que los españoles de otras regiones.
Pero si la rebelión social contra este impuesto ha alcanzado la magnitud que alcanzó no es por ninguna maquinación de “la derecha”.
Es por el hartazgo de sufrir una economía regional que no funciona, que no es capaz de satisfacer las necesidades de la gente, con un gobierno impotente, sin respuestas, que es rechazado hasta por sus propios militantes.
Celebro el logro de la rebaja de Sucesiones.
Muchos asturianos serán beneficiados de manera directa y me alegro por ellos.
La suerte de los contribuyentes
Pero aquí no estamos debatiendo la suerte de uno u otro contribuyente.
En el fondo, estamos decidiendo si Asturias sigue cuesta abajo o si empieza a remontar el vuelo.
Una tarea para la que haremos falta todos, pero en especial un nuevo liderazgo, con nuevas ideas y nuevas personas.
Deja una respuesta