Los intentos de los gobernantes
Los gobernantes siempre tratan de controlar la actividad económica y social, a la que ven como una amenaza a su poder y por ello siempre tratan de supervisar la capacidad de la sociedad de generar riqueza y obstaculizar los intercambios libres, no regulados.
El poder político siempre va por detrás de la sociedad y se constituye como un freno a la iniciativa y a la innovación.
De ahí que exista una permanente rivalidad entre el gobierno y la sociedad, en la que ésta trata de encontrar resquicios a la maraña de regulaciones y cargas que asfixian la innovación humana y aquél trata demostrar su poder regulándolo todo.
El caso de China
Quizás el caso más paradigmático es el de China cuando en siglo XV la dinastía Ming decidió cerrarse al mundo, prohibió a los barcos chinos navegar fuera de las aguas costeras y a sus súbditos viajar al extranjero e incluso ordenó en 1525 destruir todos los juncos con dos o más mástiles.
Ese aislamiento produjo un empeoramiento del nivel de vida de su población y un retraso tecnológico que hizo que China quedara a merced de las potencias occidentales que empezaron a recalar en sus costas, lo que produjo la gran humillación nacional que desembocaron en la Guerra de los Boxers a mediados del siglo XIX.
La situación de España y Europa
En España y en el resto de Europa también sufrimos algo parecido, fruto de la concepción patrimonial de las monarquías, que les llevaba a conceder y vender arbitrariamente franquicias, cargos, licencias y monopolios que restringían el comercio y frenaban el desarrollo económico y social.
En el caso de Rusia, dicha concepción patrimonial por parte de los zares sólo empezó a declinar a partir de mediados del siglo XVIII.
Hoy los enemigos del progreso social y económico son los mismos que en el pasado.
Antes lo fueron los monarcas, hoy lo son los gobiernos y los parlamentos, quienes tratan por todos los medios de frenar las innovaciones comerciales y tecnológicas que hoy han desembocado en la economía colaborativa: nuevas modalidades de intercambio y de satisfacción de las necesidades del consumidor al margen de los controles y las regulaciones estatales.
Las excusas
Con la excusa de proteger al consumidor o a determinados lobbies (taxistas, inquilinos de las zonas turísticas, sindicatos de clase, etc.) los políticos tratan de prohibir o domesticar –en definitiva, de someter al poder político- iniciativas como Uber, BlaBlaCar, los alquileres turísticos, etc.
Arramblando para ello con los derechos de propiedad y la libertad de contratación de los agentes económicos –de las personas- para alcanzar acuerdos económicos voluntarios.
Las restricciones a la economía colaborativa
Porque aunque los políticos quieran hacernos ver que las restricciones a la economía colaborativa las imponen por nuestro bien, en realidad lo hacen por el suyo, para preservar su poder sobre la sociedad.
Por que la economía colaborativa lo que hace es quitar poder a los políticos para devolvérselo a cada persona, nos empodera a cada uno de nosotros y nos hace libres de la tutela estatal.
Y eso es algo que ellos jamás tolerarán, porque el día que no les necesitemos, el día que no tengamos que mendigar y comprar favores políticos, habrán perdido gran parte de su poder y ya no habrá quien les quiera corromper.
JAVIER JOVÉ SANDOVAL (Valladolid, 1971) Licenciado en Derecho, Máster en Asesoría Jurídica de Empresas por el Instituto de Empresa y PDG por la Universidad Oberta de Cataluña, desde el año 2.000 desarrolla su carrera profesional en el sector socio sanitario. Es Socio Fundador del Club de los Viernes y miembro de la Junta Directiva del Círculo de Empresarios, Directivos y Profesionales de Asturias. Actualmente escribe en El Comercio y colabora habitualmente en Onda Cero Asturias y Gestiona Radio Asturias.
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