Según las encuestas, los resultados de las próximas elecciones podrían arrojar unos resultados que dejarían el parlamento con una estructura similar a la existente en la actualidad. Dejando de lado la fiabilidad de estas encuestas, que es de suponer se van a alejar de los resultados finales, tal como sucedió en Andalucía, lo cierto es que reflejan un panorama político que está completamente alejado de la realidad social. El culpable de la falta de adecuación entre el sentir de los votantes y cómo se traduce luego eso en escaños lo tiene el sistema electoral por circunscripciones imperante en las elecciones al Congreso y al Senado.
El actual sistema por circunscripciones premia a aquellos partidos que concentran sus votos en una o varias provincias y por el contrario castiga a los que los tienen repartidos por todo el territorio español. La consecuencia de este perverso sistema es que, partidos como los separatistas o nacionalistas, los cuales obtienen la totalidad de su respaldo electoral en sus respectivos territorios, están desproporcionadamente representados en el Congreso y el Senado. La otra cara de la moneda son los partidos digamos de carácter nacional, los cuales, en el cómputo global obtienen muchos más votos que los nacionalistas, pero esto se traduce, proporcionalmente, en muchas menos actas de diputados o senadores.
A modo de ejemplo pondré el caso del PACMA, partido contra el maltrato animal, el cual está muy lejos de contar con mis simpatías, pero que me sirve perfectamente para ilustrar lo que acabo de decir. El PNV obtuvo, papeleta arriba papeleta abajo, los mismos votos que el PACMA en las últimas elecciones. Los filo etarras de EH-Bildu obtuvieron sobre cien mil votos menos. ¿Cómo se tradujeron luego estos votos en escaños? El PNV obtuvo 5 y EH-Bildu 2, mientras que el PACMA no obtuvo ninguno.
Como consecuencia de lo anterior, o sea, del injusto y desigual reparto de escaños fruto del actual sistema por circunscripciones, tenemos que partidos abiertamente anti españolistas o que directamente se quieren separar de España, pueden tener la llave para formar gobierno o para aprobar unos presupuestos que afectan a todos los españoles. Esto tendría un pase si esos partidos estuvieran respaldados por un numeroso grupo de votantes, pero, como vimos, partidos con menos votos que uno tan desconocido como el PACMA tienen hasta doce diputados, que se convierten en imprescindibles a la hora de formar gobierno ¿Qué pensaríamos si nos dijeran que votantes del partido contra el maltrato animal van a decidir el presidente de todos los españoles o van a aprobar una ley tan importante como los presupuestos? Pensaríamos que es una broma o que nos hemos vuelto todos locos. Pues en realidad es lo que está pasando.
Es del todo punto imprescindible, por el bien de España, poner freno a este sistema que tanto daño está haciendo a la mayoría de los españoles y así dejar de ser rehenes de partidos nacionalistas. La solución a este problema puede venir por dos vías. La primera sería la reforma de la Ley Electoral, la cual, como vimos, premia a todas aquellas formaciones que concentran sus votos en un solo territorio. La reforma consistiría en sustituir el actual sistema de circunscripciones por otro de circunscripción única, tal como sucede en las elecciones europeas. De esta manera, los partidos nacionalistas, los cuales obtienen votos únicamente en sus respectivas comunidades, quedarían sin representación parlamentaria, o, en el mejor de los casos, se verían obligados a ir en coalición con otros partidos con la esperanza de obtener dos o tres escaños, como mucho, a repartir entre los partidos coligados.
La otra solución sería la de ilegalizar directamente a todos aquellos partidos en los que bien en sus estatutos, bien en las declaraciones de sus principales dirigentes, se pretendan fines que abiertamente vayan contra la Constitución, como podría ser la independencia de una parte del territorio español. Ambas soluciones serían efectivas y con ellas acabaríamos con el chantaje que, elección tras elección, nos someten a parte de los españoles.
Antonio Díaz Solís, Oviedo 1967, es Doctor en Derecho por la Universidad de Oviedo. Abogado director del bufete Díaz Solís Abogados, Profesor de Derecho Civil de la Universidad de Oviedo y Profesor en el Programa MBA en Gestión de Despachos y Marketing Jurídico, ISDE Law & Business School de Madrid. Forma parte de la Asamblea Permanente del Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo y colabora habitualmente como articulista en la sección de Tribuna del diario La Nueva España. Es socio del Club de los Viernes.
Totalmente de acuerdo, no sé qué hacen que no ilegalizan ya todos estos partidos antidemocráticos y antisistema como hacen en otros países.
Es increíble que esto pase en España , efectivamente esa ley electoral debe cambiarse porque amenaza nuestro país y nuestro sistema democrático. No puedo estar más de acuerdo con D. Antonio .
Muy buen y clarificante artículo , BRAVO !!!