Repensando a John Stuart Mill
La tiranía de la mayoría, ese concepto tan importante que introdujo John Stuart Mill en un ensayo fundamental, que todo político con cargo público o con pretensiones de tenerlo debería haber leído, con ese ensayo me refiero como todos sabréis a Sobre la Libertad.
Pero, ¿Por qué es tan importante el concepto de tiranía de las mayorías? Cuando John Stuart Mill lo utilizaba, quería referirse a la deriva que parecían llevar las democracias del siglo XIX, la opinión pública y las masas cercenando a aquellos cuyas prácticas y tradiciones no se adaptaban a lo considerado como “correcto” por esa mayoría social.
No podemos entender la tiranía de las mayorías como un régimen oclorocrático (pero se le parece).
Ambos proceden de ese proceso que para Polibio era Anaciclosis.
La tiranía de la mayoría
Hoy en día, la tiranía de la mayoría ha llegado a un punto en el que todos los que sufrimos de esta, somos conscientes de su existencia, nos dicen ser libres.
Sin embargo, estamos acostumbrados a ver en una pluralidad de manifestaciones de la vida cotidiana que eso dista mucho de la realidad, que no es ni por asomo cierto.
Vivimos en un proceso inquisitorial constante, en el que se margina al diferente, el que tiene una opinión distinta, el que dice una verdad que no es fácil de oír.
Atento, porque si tú tienes un talento diferente, una capacidad distinta, un pensamiento original o cualquier otro elemento que te haga diferente al resto, serás señalado con el dedo y tu opinión, ya sea intelectual o de cualquier tipo, será relegada a un segundo plano.
Nadie se salva de ese señalamiento constante, quien se iba a imaginar que a Iñigo Errejón le harían una purga pública integrantes de su propio partido, algo que parece kafkiano y ridículo, esos comportamientos solo dan la razón a aquellos que concebían el partido como facción, sin embargo no voy a inmiscuirme en los asuntos internos de cada partido, allá cada uno.
El imperio de lo políticamente correcto
Solamente quiero resaltar que ninguno nos salvamos del imperio de lo políticamente correcto, ninguno podemos comulgar con el summum bonum de lo que todo aquello que nos quiere imponer la sociedad y eso es porque como indica Schopenhauer en Sobre la Libertad de la voluntad, cada individuo tiene un carácter distinto, que condiciona nuestra voluntad y por lo tanto nuestro querer, y ese querer en consecuencia nuestras acciones.
¿Quiénes somos si nos arrebatan la independencia de nuestro carácter? Somos robots, somos rebaño, somos masa movidos como borregos, yo me niego a renunciar a mi libertad, debemos evitar aquellos factores extrínsecos a nosotros que intentan condicionar nuestra voluntad a base de coacción o persuasión.
Pero, muchos confunden la libertad de expresión o de actuación y en ocasiones se inmiscuyen en la de los demás, a esto John Stuart Mill lo denominaba libertad limitada, ya que nuestra libertad se encuentra limitada en el ejercicio por la del otro.
Sin ese reconocimiento intersubjetivo, la sociedad está abocada al fracaso.
El individuo antecede al Estado
Qué razón tenía por tanto este autor al señalar que el individuo antecede al Estado, aunque muchos le tilden de atomista de forma despectiva, esto lo que ha derivado es en el reconocimiento del ciudadano como condición sine qua non dentro del Estado de derecho, de ahí que al principio dijera que este autor es de lectura obligatoria para políticos, pues estos que pretenden legislar sobre nuestra vida, deberán comprender que hay una esfera reservada al individuo.
Ojalá el trasfondo de Mill se cuele en el inconsciente colectivo, de esta forma no existiría un imperio de lo políticamente correcto y yo no tendría que volver a hacer un llamamiento a la independencia de la voluntad.
Amante de la historia / Crítico / Ciencias Políticas – UC3M , Derecho – UNED, Justice – Harvard
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