Se acerca el invierno a España, bajan las temperaturas, el frío helador ya está aquí. No solo en el calendario, ni en el plano meteorológico. Soplan vientos de invierno en la política española.
Conocida es la admiración de Pablo Iglesias por la serie Juego de Tronos. Todos recordamos cuando le regaló una temporada de la serie al Rey Felipe VI o sus múltiples referencias a la misma. El 30 de diciembre de 2019, escenificado con el abrazo del oso que Iglesias ha dado a Sánchez, comenzaron a despertar los caminantes blancos que van a recorrer nuestro país durante los próximos años si nada lo remedia. Algunos llevaban dormidos desde el siglo pasado.
El documento firmado por el Partido Socialista (de Obrero y de Español les queda ya poco o nada) y Unidas Podemos que cierra su pacto de gobierno en coalición «progresista» encierra una serie de medidas puramente ideológicas. De entrada, titular el documento como «coalición progresista», refiriéndose así al futuro gobierno social-comunista que nos espera es, o una broma de mal gusto o directamente llamar imbéciles a la cara a los españoles. Es bien conocido por todos el progreso que traen las políticas comunistas a los países que las han practicado. Ahí tienen el ejemplo de la URSS, de Corea del Norte, de Cuba o de la Venezuela de Maduro. Progreso, sí, pero no al pueblo al que esquilman y matan de hambre, sino a sus líderes.
Dejando a un lado el título del documento, el contenido del mismo bien podría resumirse en los siguientes siete puntos:
1. Subida masiva de impuestos.
2. Aumento de las subvenciones para los sindicatos afines y demás chiringuitos de izquierdas.
3. Derogación de la reforma laboral del Partido Popular, la cual ha generado cerca de dos millones de empleos en los últimos años.
4. Ataque brutal a la inversión privada y a todo lo que genere riqueza.
5. Subida del salario mínimo interprofesional hasta alcanzar el 60% del salario mínimo actual de España.
6. Más leyes ideológicas (LGTBI, memoria histórica, etc.).
7. Intervencionismo en todos los ámbitos de la vida del individuo (se alude en el documento incluso a dirigir la educación sexual que los niños reciben en el colegio).
Curiosamente el texto pasa de puntillas por el tema catalán. Sobre este tema en el documento se aboga por impulsar el diálogo y la llamada vía política, así como traspasar a la Generalidad las competencias pendientes y que ya recogía el Estatuto de Cataluña, como la gestión de las becas universitarias, la formación sanitaria, salvamento marítimo y la ejecución de la legislación laboral. Es decir, la completa desaparición del Estado en Cataluña.
Estos siete puntos resumen el acuerdo de gobierno entre Sánchez e Iglesias, que no es más que la punta de lanza con la que se pretende derribar el Estado tal y como lo conocemos. Como decía Iglesias, «abrir el candado del 78».
El mismo día que se firmó el acuerdo con Unidas Podemos se dio a conocer el acuerdo al que el PSOE ha llegado con el PNV. En este acuerdo los socialistas se comprometen, entre otras cosas a:
1. Transferir las competencias de tráfico a la Policía Foral de Navarra. Esto es, quitárselas a la Guardia Civil, un primer paso para la expulsión de la Guardia Civil de Navarra.
2. Promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural. Es decir, abrir el camino a que las selecciones autonómicas se presenten por separado a acontecimientos deportivos internacionales.
3. El PSOE se compromete a llevar a cabo «las reformas necesarias para adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales, acordando, en su caso, las modificaciones legales necesarias, a fin de encontrar una solución tanto al contencioso en Cataluña como en la negociación y acuerdo del nuevo Estatuto de la CAV, atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia.» Lo que significa liquidar la Constitución y acabar con la unidad de España. Casi nada.
Con todo esto sobre la mesa, y como era previsible, EH Bildu ha declarado que se abstendrá para facilitar la investidura de Sánchez.
Por último, se han desvelado los términos del acuerdo al que han llegado PSOE y ERC, el cual incluye el reconocimiento de un conflicto político, la creación de una mesa de diálogo de igual a igual entre el Gobierno de España y la Generalidad de Cataluña y abre la posibilidad a una consulta pactada sobre la independencia de Cataluña, y sólo en Cataluña.
Con el apoyo de comunistas y nacionalistas, y la abstención de golpistas, Sánchez será presidente este mismo mes de enero. El precio a pagar sólo la historia lo dirá, pero en vista a lo expuesto se prevé caro.
Viejos fantasmas del pasado amenazan hoy, como los caminantes blancos en la serie de TV, con destruir nuestra sociedad tal y como la conocemos. No es que se acerque el invierno, es que el invierno ya ha llegado. La única duda es cuánto durará.
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