Antes de empezar
No soy yo de andar estudiando estadísticas, análisis y tantos por cientos.
Ya existen profesionales que se dedican a ello.
Pero sí soy de analizar lo que pasa en mí entorno en el día a día.
Es cierto que no será la realidad absoluta, pero sí la realidad cercana que yo puedo observar, vivir y comparar sin la intromisión de terceros.
Una película de Martin Scorsese
Tengo por costumbre ir al cine dos veces al mes, son ratos de relajación y de abstracción que vienen muy bien a la mente.
Voy a la primera sesión, sale un poco más barato y la sala suele estar vacía.
Todo ventajas.
Esta semana fui a ver “Silencio” de Martin Scorsese.
Trata sobre la represión a los cristianos en Japón allá hacia el siglo XVII. Es un film eminentemente de religión, de fe y de valores.
Cuál sería mi sorpresa si cuando al llegar a la taquilla me encuentro que hay cola, todos a la misma sala.
Y yo pensando que iba a estar solo.
La crisis de los profesionales del cine
¿Qué tipo de antisocial iba a gastar su tiempo en ver una película sobre religión?
Casi la mitad de las butacas estaban ocupadas.
Ese día, a esa hora, para ver esa película.
Hace años que se viene hablando de la crisis del cine.
Yo más bien hablaría de la crisis de los profesionales del cine.
Que no es lo mismo.
La fórmula del éxito
Se quejan de que la gente no acude a las salas pero a la vista está que hay películas que sí que se van a ver.
Que cuando al espectador se le ofrece lo que él quiere consumir no tiene ningún problema en gastarse el dinero.
Existe una clasificación paralela y distinta a la que utilizan los críticos profesionales.
Es una clasificación sencilla: Películas para ver en el cine, películas para descargar y películas para no ver.
Si la entrada fuese más asequible las películas para no ver seguirían siendo películas para no ver, pero gran parte de las de descargar se convertirían en películas para ver en el cine.
El mejor servicio al precio más bajo, la fórmula del éxito.
El fracaso del cine español
En silencio los ciudadanos vivimos nuestras vidas.
Aquellos que sus sueldos no dependen de doblegar la opinión de los demás sino de su trabajo y esfuerzo diario, esfuerzo real, no simulado.
Y en silencio consumimos los productos que nos llaman la atención, que consideramos más necesarios y que satisfacen nuestras necesidades, ya sea en lo físico o en lo mental.
La industria cinematográfica no satisface nada físico.
Esta más enfocada a lo mental, a lo psicológico, a lo emocional.
El fracaso del cine español hace ver que el producto que ofrece no mitiga en absoluto las necesidades de sus consumidores, por lo tanto no se compra.
Larga, emocionante e intensa es la historia de España.
Un buen guión
Hay millones de historias de donde sacar un buen guión y hacer una magnífica película.
Los españoles estamos deseosos de ver en la gran pantalla las gestas de nuestros gloriosos antepasados.
España esta ansiosa de sentarse en la butaca y salir de la sala con el pecho hinchado, el corazón latente, los ojos mojados, orgullosos de lo que fuimos.
Las subvenciones del cine español
Luego están las subvenciones.
Como yo, director de cine, tengo derecho a hacer la película que me dé la gana en pos de la cultura.
Como esa película es repudiada por el que debería ser mí público.
Critico a mi público por inculto y lloro al Estado pidiendo que paguen mí capricho.
De acuerdo en que cada director haga su película de la manera que quiera.
Pero esa película tendrá que ser pagada por aquellos que deseen disfrutar de ella.
No será para satisfacer su ego y el de sus amigos subvencionados sino para contentar al mayor número de público posible.
Es decir, libre comercio.
Si es un bodrio corres con los gastos.
El cine español : social y democrático
Muy lejos de eso al cine español se le ve el plumero.
Es un cine que de ninguna de la maneras saldría adelante sin la subvención pública.
Es decir, a mis vecinos y a mí, nos obligan a pagar las producciones que no queremos ver.
Todo muy social y muy democrático.
Cualquier superproducción española tiene una clara y apestosa carga ideológica que va contra la misma España.
Contra su historia, su pueblo, su religión, su cultura y sus héroes.
Si Luis Tosar protagonizase una obra sobre las Cuevas de Altamira, acabaríamos sintiéndonos culpables por haber pintado en las paredes.
Conclusiones
En definitiva.
La industria del cine no estaría en crisis si se dedicasen a fabricar productos que la gente quisiera comprar.
Si se dedicasen a entretener y no a adoctrinar.
Si no se mandase al exilio laboral a aquellos directores, productores y actores que no piensan como la endogámica tribu de la ceja.
Mientras tanto los españoles comunes seguiremos viviendo, decidiendo, consumiendo y pensando en SILENCIO.
Diplomado Magisterio
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