Contra el dumping
Dumping: Práctica comercial consistente en vender productos por debajo de su coste de producción, con el supuesto fin de ir eliminando la competencia.
Es convicción común en el liberalismo, considerar al libre comercio sin restricciones arancelarias o regulatorias como uno de los pilares básicos para el progreso de las sociedades.
Pocas cosas nublan el consenso liberal en este punto.
Y sin embargo, hay una palabra maldita ante la cual a muchos liberales les tiemblan sus ¿firmes? convicciones.
Esa palabra es Dumping.
Los liberales y el dumping
Cuando la oyen, aparcan súbitamente su amor al libre mercado y, nublada su vista por un espeso velo proteccionista, claman:
¡Igualdad!, ¡Comercio justo!…
No conciben estos liberales un mercado libre con precios realmente libres.
Según ellos, dicha libertad de precios debe ser siempre una libertad condicionada.
Razonan que si el gobierno de un determinado país decide, en el uso de sus atribuciones, subvencionar la producción/exportación de un determinado bien, con el fin de mantener o potenciar ese sector de su economía, dichos bienes deben ser excluidos del mercado o arancelariamente castigados, para evitar una competencia de precios desleal, ilícita, tramposa y amoral.
Transferencia de rentas y subvenciones
Hay que partir de la base de que una subvención no es más que una transferencia de rentas desde el conjunto del sistema económico de un país, hacia un sector determinado.
Si el gobierno de, por ejemplo Corea del Sur, decide realizar una transferencia de rentas y capitales desde los bolsillos de sus ciudadanos hacia determinados sectores productivos con el fin último de ofertar al resto del mundo precios más baratos por determinados productos, ¿debemos prohibir el comercio de dichos objetos, sean barcos, coches, acero, etc ?.
Rotundamente no.
Más bien deberíamos darles las gracias.
Gracias, porque el dinero que nos ahorramos con la compra de los productos por ellos subvencionados, podremos nosotros dedicarlo a otras actividades.
Dumping y el libre comercio global
¿Si un país vendiera oro por debajo del precio de mercado, deberíamos también prohibir su comercio?
No, más bien deberíamos comprar todo el oro que pudiésemos en previsión de venderlo cuando se acabase el precio subvencionado.
Es común alegar que el problema real deriva de que aunque en un principio nos pudiésemos ver beneficiados por las bajadas de precios, el estado promotor del dumping busca a medio plazo la desmantelación en el exterior de sectores industriales con poca capacidad de reimplantación.
Esto permitiría a los estados patrocinadores del dumping asegurarse para su industria una futura posición dominante o incluso monopolística en los sectores afectados.
No es tan sencillo.
El país que realiza el dumping, si lo realiza a gran escala (única forma de destruir sectores enteros para lograr esa supuesta supremacía en el mercado) perderá dinero en cantidades exorbitantes.
En realidad, el país que ejerce el dumping sufrirá una descapitalización igual a la capitalización que recibirán el conjunto de las economías que sufriesen ese dumping.
Esa capitalización gratuita, puede reinvertirse en diversificar y mejorar procesos de fabricación, calidad, etc , de forma que cuando la extenuada y semiarruinada economía dumping pretenda en un futuro imponer unos altísimos precios, con los que resarcirse de sus pérdidas, tendrá que enfrentarse a un conjunto de economías enriquecidas y con unos procesos de fabricación mejores y de más alta calidad que los que tenían al iniciarse el dumping.
Mejoras todas ellas financiadas con cargo ¡Al ahorro derivado de sufrir el dumping!
Que reinvertir el capital así obtenido en mejorar nuestro sistema productivo (I+D+I) sea un reto que implique un esfuerzo por nuestra parte, es un muy pobre argumento para prohibir el libre comercio.
Una economía global
En una economía global, el dumping compite contra todo el mundo y si no lo conseguimos nosotros (mejorar nuestros procesos) otros lo conseguirán.
De esta forma, el dumping es un excelente incentivo para promover el desarrollo tecnológico e industrial en los países importadores, pagado con el capital que pierden los malvados exportadores dumpistas.
El dumping es una ruina para quien lo inicia y una gran oportunidad de desarrollo para quien lo sufre, claro que como todas las grandes oportunidades implicaría cambios y eso parece que a ciertos liberales no acaba de convencerles.
Carta liberal al Wall Street Journal
En una carta al Wall Street Journal los profesores de economía del Study for Free Market Capitalism, señalaron:
«Las siderúrgicas de Estados Unidos quieren forzar al gobierno a que sus consumidores terminen pagando más por el acero. Estas compañías hacen lo que dicen que China está haciendo. Están gastando fortunas para persuadir al gobierno a que ponga trabas proteccionistas para ampliar su cuota de mercado.»
Por todo lo anterior creo sinceramente que un liberal no debería estar en contra del libre comercio de esos productos.
Preocuparse por las perdidas de terceros debido a que los intercambios realizados con ellos en el libre mercado nos benefician enormemente, es un asunto que incumbe más a la filantropía que al liberalismo.
Y para eso, mejor montar una ONG.
SERGIO JOSÉ MARQUÉS PRENDES (Gijón, 1972)
Licenciado en Veterinaria por la Universidad de León. Desarrollo de productos de producción animal para el sector privado.
¿Pero que sucede si la persona que hace dumping realmente está lavando dinero? Es decir compra y vende más bara que el costo de producción para poder figurar un ingreso y lavar el dinero. Por ejemplo, compra mercaderías por 100 mil pesos y vende a 90 mil, pierde 10 mil pero blanqueo 90 mil pesos. ¿Que opinan de este dumping?