El socialismo
Recuerdo un meme que publicamos no hace mucho en las redes sociales de El Club de los Viernes, un movimiento liberal.
Decía algo así como: “Si eres socialista e inteligente, no eres buena persona. Si eres socialista y buena persona, no eres inteligente. Si eres inteligente y buena persona, no eres socialista”.
Hay algo de verdad en esta pequeña broma.
Personalmente, catalogo a los progresistas, con el riesgo que esto conlleva, en dos categorías.
Pablo Iglesias
Los hay más o menos inteligentes, cultos, formados y muy politizados.
Un ejemplo claro es Pablo Iglesias.
Sigue el marxismo – leninismo por el libro, aunque ahora se disfrace de social-demócrata.
Es perfectamente consciente de lo que esta ideología supone, pero considera que el fin justifica los medios.
Fin que entiende como ideal para cualquier sociedad.
Porque ya sabemos que los colectivistas conocen mejor lo que nos conviene que nosotros mismos.
Naive
En el otro lado, tenemos a los “naive”.
Se trata de buenas personas que se preocupan por el bienestar de los demás.
Y piensan (sic) que el socialismo es la solución.
Jeremy Corbyn
En esta categoría parece encajar el recientemente renovado líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn.
Esta semana dijo literalmente en el Mirror: “El socialismo es un medio de vida obvio. Te preocupas por los demás, por todo el mundo. Todos cuidan de todos. ¿Es obvio, no?” Pues no, Mr. Corbyn…
Mises y el intervencionismo
Ya Ludwig Von Mises, en 1920, demostró la imposibilidad del socialismo, es decir, de “todo sistema organizado de agresión institucional contra la función empresarial y la acción humana”, según definición de Huerta de Soto.
Según Mises, el socialismo es un error intelectual de imposible aplicación práctica porque niega el cálculo económico.
Economía es acción humana y el intervencionismo interfiere en la función empresarial, impidiendo la coordinación social y la generación y uso de información imprescindible para el sistema económico.
Las distorsiones del Estado
Los mercados encierran hoy en día procesos más complejos que el mero intercambio de bienes y servicios.
Nos dan información sobre a qué precios se produce ese intercambio.
Una vez el comerciante fija un precio, otros pueden usar esa información para aumentar o reducir producción, contratar o no contratar trabajadores, o buscar nuevos mercados.
Si el Estado interviene en este proceso, distorsiona la información y lleva al resto de intervinientes a tomar malas decisiones.
Crea por tanto ineficiencias sobre la base del desconocimiento de los costes que ocasiones en los agentes económicos.
Hayek y la coacción estatal
Posteriormente Hayek en sus obras “Camino de servidumbre” y “La fatal arrogancia” mejoró esta teoría razonando por qué motivos el Estado no puede disponer de toda la información económica necesaria para la planificación central.
Big data
En primer lugar, el ingente volumen de información no puede ser gestionado por la mente de una única persona o comité.
Ni tan siquiera en la era del Big Data.
Información subjectiva
En segundo, la información necesaria es de carácter subjetivo.
Está dispersa en la mente de cada agente económico (todos nosotros).
La economía
En tercer lugar, la economía es un proceso dinámico, no estático.
Por lo tanto, en el mejor de los casos el gobernante tendría una foto de un momento determinado del tiempo para tomar decisiones sobre situaciones que ya han cambiado en el momento de decidir.
Y en modo alguno podría disponer de información que aún no ha sido creada.
El intervencionismo
Por último, la coacción estatal en forma de intervencionismo en el sistema económico distorsiona y llega a impedir que esa información se genere y se transmita.
El socialismo y el estatismo
El socialismo, y por extensión el estatismo, es como decía un error intelectual tanto en el plano teórico como en el práctico.
Y desde luego, no tiene nada que ver con la interpretación buenista y seguro que bienintencionada con que nos obsequia el Sr. Corbyn.
Por desgracia, no leerá este artículo y aunque lo hiciera, dudo mucho que cambiara de opinión…
FERNANDO SICILIA FELECHOSA
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo en 1995. Diploma in Business Studies por la University of Bradford (Reino Unido) en 1994. Máster en Análisis Financiero por la Universidad Carlos III de Madrid en 1998. Diploma in Options, Futures & Other Financial Derivatives por la London School of Economics & Political Science en 1998. Senior Auditor Credit & Operational Risk en Banco Santander, División de Auditoría Interna (1999-2005). Desde abril 2005, Director Gerente de Clínica Sicilia. Máster en Dirección Económico – Financiera por CEF – UDIMA.
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