El liberalismo
Cuando cualquier persona observa la situación política española se da cuenta de que la ideología imperante en los cuatros partidos mayoritarios roza la social democracia, en menor o mayor grado.
Pero ninguno consigue salirse de los márgenes.
La batalla por las ideas políticas
Las propuestas que se le ofrecen al ciudadano de a pie es un degradado del mismo color, sin salir jamás de esa tonalidad cromática.
Es por esto que se necesita, casi como el abanico en verano, el auge de unas ideas distintas que consigan romper ese tono cromático degradado que tiene por tótem la social democracia.
Y esas nuevas ideas, que no son tan nuevas, pasan por la difusión del liberalismo.
Pasan por luchar en la batalla de las ideas.
Menos estado
Pasan por explicar que la solución, como resumen total, es aplicar aquella regla matemática de menos es más.
Porque menos Estado es más libertad civil.
Señalar la corrupción como el causante de todos los males que azotan a este país es un error que impide un análisis más exhaustivo.
Está claro que la corrupción ha hecho mucho daño tanto a la confianza ciudadana en sus representantes, como a la imagen de nuestro país y por supuesto ha dañado las mermadas arcas estatales.
Pero ni mucho menos exterminando la corrupción se solucionarían los problemas que padece nuestra economía.
El liberalismo es necesario
El liberalismo es necesario para señalar que el causante principal de nuestra situación es el mantenimiento de un Estado que solo ha tenido superávit en tres años de los últimos cuarenta.
Es necesario para reivindicar que la causa del paro son las multas al trabajo.
Y sí son multas, y lo son porque los impuestos nos arrancan el 52% de nuestra renta anual.
Es necesario para explicar que es muy difícil crear empleo cuando tenemos 81 países donde es más sencillo montar una empresa antes que aquí.
Es necesario porque el sistema actual de pensiones, por si alguien aún lo duda, es insostenible e injusto.
Y lo es porque en lugar de comportarse como una bolsa de ahorro, en la que cada cual cobrará de pensión lo que haya cotizado en su vida laboral, te hace cotizar con la incertidumbre de no saber si tus años cotizados te permitirán cobrar una pensión en el futuro.
No es falta de gasto
El liberalismo es necesario porque hay que reivindicar el mal estado en el que se encuentra aquello del sistema del bienestar. N
o es por falta de gasto.
El mismo ha aumentado en esas partidas.
Es por mala gestión.
¿Cómo es posible que pagando al Estado el 52% de nuestros beneficios cuando nos duele una muela tenemos que desembolsar una cantidad considerable en un dentista privado?
Porque oigan, si cada vez que necesito algo urgente (fisioterapeuta, dentista, podólogo, etc.) tengo que recurrir a lo privado, digo yo que al menos déjenme elegir si quiero seguir pagando lo público, que no me soluciona los problemas, o prefiero pagar un seguro privado que sí me da esa cobertura.
La imposición estatal y el área educativa
En esta continua imposición estatal, también se encuentra el área educativa.
Tenemos uno de los fracasos escolares más altos de Europa y hemos cambiado de sistema educativo (LGE, LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE …) más veces que Podemos su programa económico.
Resulta que cuando el partido de turno decide el modelo en el que se eduquen los niños, todos los padres tienen que aceptarlo, por obligación sin opción a elegir otro modelo.
El liberalismo y las reivindicaciones
El liberalismo es necesario para reivindicar que la prosperidad de un país no se mide por su grado de igualdad, sino por su grado de movilidad.
Un país puede ser muy igualitario en la pobreza y no por ello ser próspero.
Sin embargo, sí lo es un país que permita que alguien sin recursos consiga llevar a cabo un proyecto empresarial y tenga éxito con él.
Díganme en cuál preferirían vivir si en el igualitario o en el que no pone trabas al empleo.
El liberalismo tiene que reivindicar hasta la saciedad que España es uno de los países que más esfuerzo fiscal soporta, por encima de Reino Unido, Alemania y otros tantos.
Y soportamos ese esfuerzo para financiar unos servicios nefastamente gestionados que solo provocan fracaso escolar y tener que recurrir a lo privado cuando me tienen que poner un implante dental.
Lo soportamos también para sufragar instituciones tan “necesarias” como las Diputaciones Provinciales, el Senado, Delegaciones, etc.
Conclusiones
Pero estos temas no están en el debate diario, ese debate que tienes con tus amigos o familiares.
Porque en ese debate está: la formación de Gobierno, la corrupción y el auge de los nuevos partidos.
Que al fin y al cabo es girar la tuerca sobre el mismo tornillo.
Por eso, y quizá en este momento más que nunca, es necesario un movimiento que sitúe en el mapa la necesidad de la reducción de un Estado que nos asfixia y que se asfixia.
Licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Marketing, diseño y Publicidad. Pasé por las filas de ABC y Expansión.
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