Un pucherazo al uso y los podemitas
Continuando con esta serie de artículos (parte 1, parte 2 y parte 3) sobre la memoria histórica, el mismo Stanley George Payne, en la misma obra citada (El colapso de la República. Los orígenes de la Guerra Civil), nos vuelve a transcribir palabras del investigador Macarro Vera.
Este, dice así:
Según Macarro Vera, el investigador más serio de los acontecimientos andaluces en la primavera de 1936, la campaña en Granada:
“Se realizó en un clima de auténtico terror por parte de la izquierda sin parangón con cualquier elección anterior. Las milicias socialistas y comunistas en la calle impusieron su ley, paseando armados, cacheando y atacando físicamente en muchas ocasiones a los enemigos de clase, hasta deteniéndolos y encarcelándolos, sin que las autoridades hicieran mucho por impedirlo. Los resultados fueron escandalosos.”
Vamos, lo que viene siendo un pucherazo al uso, es decir, haces lo que yo digo por las buenas o por las malas.
Algo similar a lo que sucede con podemitas como Andrés Bódalo, el cual agredió a una mujer embarazada y a su esposo por no cerrar su heladería un día de huelga.
Si este hombre no tiene escrúpulos para hacer esto, ¿qué no hará por lograr el poder para él y sus afines? Miremos al pasado y lo sabremos.
Las falacias de la izquierda
Por su parte, Pío Moa, en su libro Falacias de la izquierda, silencios de la derecha, nos dice algo sobre la izquierda que nos ha de sonar, pues, no en vano, aún hoy continúan peleándose entre ellos para alcanzar el poder sea como sea, poniéndose solo de acuerdo cuando se trata de derrocar un Gobierno legítimo de derechas:
Son otros los verdaderos olvidados: los miles de víctimas de las peleas entre las propias izquierdas, de quienes nadie quiere hablar. Las izquierdas coincidían solo en un punto negativo: el deseo de aplastar a la España de derechas —la mitad de la población, por lo menos —y a la Iglesia. Por lo demás, se odiaban entre sí con tal fiereza que ni siquiera el temor al enemigo común les privó de apresarse, torturarse y asesinarse pródigamente entre ellas.
A qué me sonará esta cantinela…
Los ultrajes, el asedio tanto físico como verbal, eran constantes por parte de la izquierda.
Se trata de un patrón que se repetía tanto antes de la Guerra Civil, como durante, como hoy en día.
Las tácticas comunistas y de extrema izquierda siguen siendo las mismas de siempre, nada ha variado en ese aspecto.
El “Toma la calle”, “Rodea el Congreso”… no son más que el reflejo actual de aquella época, en la que todo lo que no les sirviese o gustase a ellos, era despreciable y digno de ser eliminado, es por ello que la izquierda actual, no es muy amiga de la Constitución del 78.
Pío Moa y los mitos de la guerra civil
Pío Moa, en Los mitos de la Guerra Civil, pone en valor, esto mismo que yo afirmo, cuando nos narra lo sucedido en el Congreso de los Diputados entre Casares Quiroga y Calvo Sotelo:
(…) Casares le replicó (a Calvo Sotelo): De cualquier cosa que pudiera ocurrir, que no ocurrirá, Su Señoría sería el responsable con toda responsabilidad (…)
Contesta Calvo Sotelo a Casares, después de haber sido amenazado de muerte por Dolores Ibárruri, La pasionaria, a la que ignora: Su Señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza (…). Me doy por notificado de la amenaza de S. S. Me ha convertido S. S. en sujeto, y por tanto no solo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, señor Casares Quiroga (…) mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria (…). Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: “Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis”. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio.
Ayer, al igual que hoy, la izquierda no es capaz de concebir que la derecha gobierne el país y, para más inri, que lo haga mucho mejor que ellos.
Es cierto que las luchas intestinas, la corrupción y la mala gestión, no son patrimonio exclusivo de la izquierda, pero sí que están mucho más minimizadas en los partidos de derechas, y a los hechos me remito.
Las gentes de España
Así, otro historiador de renombre, Fernando García de Cortázar, nos transcribe en su más que interesante obra, Los perdedores de la historia de España, las palabras del entonces afamado periodista, Gaziel:
En 1933, Gaziel, uno de los mayores periodistas españoles del siglo pasado, se preguntaba en La Vanguardia:”¿Seremos incapaces de ponernos de acuerdo, que es la flor de la cordura, las gentes de España?”.
Un años después, tal vez en diálogo consigo mismo, escribía la contestación en las páginas del mismo diario:
“Si de la República han de estar ausentes las derechas, cuando mandan las izquierdas, y luego, cuando son las derechas las que gobiernan, las izquierdas han de enloquecer y lanzarse a la revolución, no habrá, no ha habido todavía, verdadera democracia en España. Como tantas otras cosas, la democracia aquí no es más que un nombre de raíces clásicas y de contenido extranjero.”
Continua la serie el próximo articulo de la serie.
Luis Molina nació en Madrid en el mes de junio de 1974. Cursó estudios de delineación, posteriormente de informática y Derecho. Fue militar profesional, escolta privado y desempeñó distintas funciones en el terreno de la seguridad que lo llevó a viajar por toda España.
En la actualidad compatibiliza su labor de escritor con la de consultor/analista informático, además de colaborar en el diario masbrunete.es.
Sus obras más destacadas son:
– Antología poética, «Vivir soñando».
– Antologías de relatos, «Réquiem por un misterio» y «Cuarenta y un relatos de terror y misterio».
– Novelas: «El asesino del pentagrama», «El tesoro visigodo», «Juego de dioses y peones», «La capital del crimen».
Twitter: @AMusageta
Facebook: https://www.facebook.com/infoLuisMolina
Web: http://www.webluismolina.com
Deja una respuesta