Sindicato anti-alquiler
Se leía hace escasos días en el País, una noticia que destacaba el nacimiento en Barcelona de un sindicato de inquilinos anti-alquiler.
Curiosa palabra sindicato, con origen en el vocablo griego sýndikos.
Estos sýndikos eran, en la Antigua Atenas, un grupo de oradores públicos que se encargaban de defender las leyes tradicionales de la ciudad frente a posibles innovaciones o transgresiones, también se denominó así a los encargados de gestionar las confiscaciones durante el Gobierno de los Treinta Tiranos.
Se ve que le viene de lejos su función “social”.
Detalles etimológicos aparte, este sindicato, cuyo objetivo fundamental es atentar contra la libre competencia y el derecho de propiedad privada, se sustenta sobre el dogma del derecho sobre la propiedad ajena, es decir, pretenden poner trabas a la propiedad de otros para su propio beneficio y bienestar.
El riesgo de adquirir una propiedad
Olvidan, que para tener una propiedad, inmobiliaria en este caso, primero hay que adquirirla y que para ello, en la mayoría de los casos, hay que ahorrar durante un tiempo e hipotecarse durante una buena parte de tu vida, y que ello implica sacrificar el dinero que se podría gastar hoy por la esperanza de obtener una rentabilidad mañana, es decir capitalizar sus ahorros, lo cual no sólo implica esfuerzo como acabo de decir, sino también riesgo.
Y es lo que parecen no asimilar, no solo este sindicato de intervencionistas sino toda la oleada de estatistas hobbesianos que se enfrascan en decirle a los demás como tienen que hacer la cosas, es que, el que arriesga a veces gana y a veces pierde y sino se premia ese riesgo, díganme quién va a asumirlo.
No han entendido cómo funciona el mercado
Estos individuos (lo siguen siendo a pesar de su afán de diluir la individualidad) no han entendido como funciona el mercado de vivienda, no comprenden que si no hay personas que esperen rentabilizar sus ahorros comprando viviendas, éstas no comprarán viviendas, si no compran viviendas, cae la demanda de las mismas y si cae la demanda de viviendas, los promotores no estarán tan motivados para construirlas porque no tendrán tantas ventas y, probablemente, se dedicaran a otros negocios.
Si eliminamos a profesionales y empresarios de este sector, sólo quedaría confiar al Estado, con su eficiencia demostrada en gestión financiera y patrimonial, la provisión de viviendas, convirtiendo el mercado inmobiliario en un monopolio estatal, ineficiente y anquilosado.
Los beneficios de una ciudad con un mercado dinámico
Me gustaría que este sindicato, que representa a un colectivo colectivista, permítanme la redundancia, pensara en los beneficios que atrae a su ciudad un mercado de alquiler variado y dinámico, el cual provoca una mayor entrada de ingresos, que se transforman en un mayor consumo, mayores inversiones y mayor progreso (palabra esta última que los sectores más “progres” se ve que no entienden) , y en vez de atentar contra la libertad percibieran los beneficios de la misma y en lugar de querer gobernar a los demás empezasen por intentar gobernarse a si mismos.
Economista y Graduado en Derecho. Asesor Fiscal en Graciani Asesores.
Empresario y profesional, dedico gran parte de mi tiempo libre a la Filosofía, sintiendo una gran inclinación por las ideas liberales.
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